Por Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista
de temas sociales y políticos.
Del Blog VERBO SUELTO del autor, cuyo enlace e verbosuelto.blogspot.com
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En tal contexto, apenas se dispone de tiempo suficiente para el sosegado debate ni tampoco para reflexionar sobre las consecuencias derivadas de los cambios que se plantean y llevan a cabo más por intereses espurios que por el bien común de los ciudadanos en su conjunto, y no sólo de los catalanes. Pero, hay que señalar asimismo que los independentistas y los constitucionalistas no suelen coincidir en cuanto a las apreciaciones sobre el desafío catalán porque tienen percepciones distintas. De ahí que, unos y otros se manifiesten de manera divergente y discrepante con respecto a este espinoso tema. A modo de meros ejemplos, se aportan algunas intervenciones, como la del Delegado del Gobierno en Cataluña, Enrique Millo, dando recientemente una atinada respuesta a la fantochada afirmación del depuesto presidente independista catalán y prófugo de la justicia española: nadie le votó como presidente.
Asimismo, el presidente de
la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, sentencia que esta comunidad
autónoma gallega no será el tonto útil de las desaforadas ansias soberanistas
del separatismo catalán. Por su parte Juncker, presidente de la Comisión Europea,
alerta del veneno inoculado por los nacionalistas en los diferentes países o
regiones de Europa. En todo caso, y sobre este particular tema del
independentismo, debe resaltarse que, por más que se desgañiten los golpistas,
en España no hay presos políticos, sino, en todo caso, políticos sediciosos
presos por supuestos delitos de rebelión, malversación de fondos públicos,
desobediencia y prevaricación. A propósito, es sabido que la Justicia investiga
el entramado millonario de ANC Y ÓMNIUM, tal vez para darle el golpe de gracia
a estas asociaciones de clara orientación separatista.
El ex
presidente de Cataluña y ex molto
honorable Puigdemont, se haría un gran favor a sí mismo, a Cataluña y al
resto de España si dejase de frivolizar y/o banalizar sobre el exilio por
dignidad personal y consideración hacia los
españoles que se vieron abocados a buscar acomodo ideológico y político
en el exilio por mor de pasados regímenes dictatoriales, represores de derechos
y libertades. Algo que carece de sentido en la actualidad porque España lleva
cerca de 40 años viviendo en un estado social y democrático de derecho bajo el
paraguas legal de la Constitución de 1978, los Estatutos de las Autonomías, la
Jurisprudencia de los Tribunales y los españoles disfrutándola. Por tal motivo,
los ex gobernantes catalanes fugados y exiliados a Bruselas pueden ser
tachados como prófugos de la justicia
española, traidores, desleales y cobardes morales.
Por lo demás, sus comportamientos son a todas luces propios de verdaderos impostores, ya que pretenden legitimar un gobierno fuera de las fronteras españolas, al margen de las leyes y de las estructuras democráticas del Estado español. No hay que olvidar la advertencia hecha por Bruselas sobre el conflicto planteado por el separatismo catalán, dado que supone un futuro riesgo para el crecimiento económico y el desarrollo social de España. Asimismo, que la declaración de la presidenta del parlamento de Cataluña ante el Juez del Supremo, Pablo Llarena, produce un punto de inflexión en el proceso independentista y una merma de la credibilidad de los impulsores del mismo. Quedan al descubierto las falacias y mentiras de los golpistas separatista y cobran valor los argumentos de los constitucionalistas. Relevante es el hecho de que Carmen Forcadell y cuatro miembros de la mesa renieguen en sede judicial de la secesión, porque ello supone asestar un duro golpe al proceso soberanista. De suerte que al desvincularse de la vía unilateral de la independencia, dejan abierto el camino para poder intentarlo por la del diálogo, la negociación y el pacto con el Estado.
Por lo demás, sus comportamientos son a todas luces propios de verdaderos impostores, ya que pretenden legitimar un gobierno fuera de las fronteras españolas, al margen de las leyes y de las estructuras democráticas del Estado español. No hay que olvidar la advertencia hecha por Bruselas sobre el conflicto planteado por el separatismo catalán, dado que supone un futuro riesgo para el crecimiento económico y el desarrollo social de España. Asimismo, que la declaración de la presidenta del parlamento de Cataluña ante el Juez del Supremo, Pablo Llarena, produce un punto de inflexión en el proceso independentista y una merma de la credibilidad de los impulsores del mismo. Quedan al descubierto las falacias y mentiras de los golpistas separatista y cobran valor los argumentos de los constitucionalistas. Relevante es el hecho de que Carmen Forcadell y cuatro miembros de la mesa renieguen en sede judicial de la secesión, porque ello supone asestar un duro golpe al proceso soberanista. De suerte que al desvincularse de la vía unilateral de la independencia, dejan abierto el camino para poder intentarlo por la del diálogo, la negociación y el pacto con el Estado.
Poco
después, en un vergonzante comunicado, llamaba guerrilleros a policías nacionales y guardias civiles.
El referido prelado acentúa más todavía el juicio peyorativo sobre las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado al remarcar muchos sufrimos por lo que vimos por la
televisión y por las redes sociales, debido
al temor de que, a medida que avanzaba la jornada, las guerrillas policiales
llegaran a nuestra casa. ¡Vaya falta de tacto y sensibilidad en un hombre
de paz, como se supone que tiene que ser un obispo!. La gravedad de la cuestión
radica en que Novell aseguró ante los solsoninos y los televidentes que lo que los políticos independentistas
catalanes han perseguido con sus actos es legítimo, afirmando que
los encarcelados por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de
fondos públicos, habrían tratado, en todo momento, de encontrar caminos para
poder llevar a cabo su programa electoral por las vías del diálogo.
Y para completar el grotesco
despropósito clerical, ya sólo falta que tanto el obispo leridano como el abad
de Montserrat y el tándem Teresa Forcades-Lucía Carám integren la candidatura
de la CUP. Eso sí, habría que exigirles que tanto en la campaña electoral como en
los platós de televisión planteen a los votantes radicales que sean ellos quienes
pongan la X en la casilla de ayuda a la Iglesia católica.
El mentado jerarca de la
Iglesia católica, debiera de explicar en virtud de qué criterios morales y
políticos sentencia sin despeinarse que las actuaciones golpistas eran
legítimas y no ilegales, confundiendo a posta legitimidad con legalidad. Remata
sus fanáticas peroratas y disquisiciones diciendo que uno puede estar de
acuerdo o no con la independencia, pero no es justo que por la vía de la fuerza
este pueblo no pueda decidir su futuro. Y chupa del frasco, Carrasco,
porque este señor- por decir algo menos irreverente-, que luce anillo y solideo,
afirmó sin empacho alguno ni inmutarse, y quedándose tan pancho, y en ello
sigue: somos
una nación y tenemos derecho a decidir por nosotros, siendo ésta una de las
muchas razones que movieron al obispo solsonense a adherirse a la
huelga general convocada por los independentistas en Cataluña y a cerrar el
acceso tanto a la curia diocesana como al museo. El caso, señor obispo soberanista,
es que, según reza un viejo lema existencialista, todos seremos juzgados por lo
que hacemos y no tanto por lo que decimos, aunque a algunos se le debiera de
aplicar a la inversa o por ambos hechos.
Cobardía política, bajeza moral y traición se aúnan en las actitudes y conductas de los principales artífices y autores del golpismo catalán, habida cuenta de que Puigdemont huye como una rata asustada, Trapero se retracta de su pérfida deslealtad profesional y Forcadell reniega de la DUI, cabe preguntarse dónde está entonces la heroicidad de los alentadores del Golpe de Estado en cuestión. La
respuesta correcta a tal interrogante se puede sintetizar en que todo fue un
auténtico fiasco y la puesta en escena de una melodramática comedia de enredo.
A saber, fue y sigue siendo teatro, farsa y un mal montaje de guiñoles por
parte de una banda de titiriteros aficionados. Forcadell, Lluis Corominas,
Lluis Guinó, Anna Simó y Ramona Barrufet, se distanciaron sin ambages de la
declaración de independencia, renegaron de la imposición unilateral de la
ruptura y sostuvieron ante el Juez del Supremo, Pablo Llarena, que la vía hacia
la independencia debe transitarse dentro del marco de la Constitución, el
Estatuto de Autonomía y demás leyes del Estado español.
Finalmente, y en clave de humor, este
comentarista cuenta para sus lectores que en el centro de Bruselas hay
muñequito cuyo nombre propio es el de Manneken Pis, que traducido significa
Hombrecito que orina, lo que, teniendo en cuenta el esperpéntico papel que desempeña
en ese país el ex presidente Puigdemont, no es de extrañar que esté siendo
motivo de chanzas y caricaturescas parodias en algunos medios de comunicación y
redes sociales, aplicándole el nombre de Puigde-Pis, a saber, el hombrecillo
que orina en Bruselas, fuera del tiesto, claro está.
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