EL LENGUAJE DE LOS SIGNOS Y DE LOS GESTOS.
EL NIÑO Y LOS MOTIVOS DEL LLORO O LLANTO.
EL NIÑO Y LOS MOTIVOS DEL LLORO O LLANTO.
Del blog VERBO SUELTO, de Antonio José Parafita Fraga.
El llanto o
lloro de un niño, suele interpretarse partiendo de la relación entre sus gestos
y los supuestos motivos de sus tiernas lágrimas y desconsolados sollozos. Así,
tenemos que cuando un niño llora con los ojos cerrados, es porque siente dolor,
a saber, llora porque le duele algo o llora de dolor. Hay que tener en cuenta
que a esa edad su umbral del dolor es muy bajo.
Mientras que
cuando lo hace con los ojos abiertos, el ceño fruncido y poniendo cara de enfadado
es porque tiene miedo o porque algo inesperado ha producido sobresalto y susto
a la frágil y vulnerable criatura, por lo que el lloro se convierte en un modo
de pedir ayuda y protección.
Pero el miedo
puede tener también causa en la oscuridad o en el susto recibido por un
impactante ruido que le produce temor y hasta pánico. Por lo demás, debe de
tenerse en cuenta que el niño no tiene todavía capacidad de identificar,
asociar o discernir entre lo que le resulta familiar y lo que le causa extrañeza.
Tampoco es capaz de controlar los sobresaltos y las fuertes impresiones
nerviosas desencadenadas como consecuencia.
A tales
estímulos, responde llorando, que es la natural y especial manera que tiene el
"retoño" de expresar su impotencia, y de demandar auxilio. El llanto
es la expresión exteriorizada, no racionalizada, del instinto de conservación
del tierno y delicado infante. Constituye su particular grito de ¡socorro! ante
la fuerte y desconcertante sacudida nerviosa y emocional.
Como queda
apuntado, la pequeña criatura responde a los estímulos exteriores más por
instinto y reflejos que por la vía de la racionalización de las causas de sus
sobresaltos. No piensa ni establece una relación causa-efecto. Al respecto, es
obvio deducir o colegir que el niño que es incapaz de relativizar el ruido y de
medir o calibrar sus consecuencias.
No obstante,
debe resaltarse que aparte de los motivos anteriormente mencionados, el niño
llora cuando tiene hambre o cuando no siente la proximidad física y el calor
afectivo de la madre. Especialmente de la madre. Cabe preguntarse si esto mismo
ocurre con el progenitor padre, porque si la respuesta fuese negativa, podrían
confirmarse las siguientes cuestiones:
A) Que el padre
cuenta menos que la madre; B) Que resulta razonable y comprensible la teoría de
quienes sostienen o sostenemos que durante el tiempo de gestación y de vida
intrauterina se conforman las estructuras básicas del carácter y el temperamento
del niño, por esa unión intrínseca con la madre a través del cordón umbilical y
la interactiva comunicación afectiva; C) Que mediante las actuales técnicas biológicas y científicas que facilitan la reproducción asistida, se puede lograr la fecundación/concepción sin la
participación directa de un varón/progenitor.
En todo caso,
no debe olvidarse que la carga genética que contienen los gametos, masculino y
femenino, son necesarios e imprescindibles para que nazca una vida humana, pero
no son los únicos elementos en los que se fundamentan las bases de la peculiaridad
o forma de ser singular de la criatura, así como de los rasgos físicos y
síquicos que le distinguen, singularizan y caracterizan.
A día de hoy,
se puede hablar con cierta propiedad científica de la prescindibilidad directa
del progenitor padre en el proceso de la concepción de un niño, pero no así y
con la misma rotundidad en la fase de su desarrollo y maduración, frente a la
imprencindibilidad directa de la madre, por ser ella, en buena lógica natural,
su verdadera progenitora. Estas formulaciones están hechas básicamente desde el
punto de vista biológico.
Conviene no
olvidar que la semilla para que germine, no basta con sembrarla o esparcirla en
cualquier espacio, sino que es menester hacerlo en campo o terreno adecuado y
luego regarla de manera conveniente y de modo muy cuidadoso. Todavía queda mucho camino que recorrer y campos que cubrir desde el punto de vista informativo, en cuanto a la preparación de los progenitores, en especial la de la madre, para un posterior ejercicio responsable en sus relaciones con la prole engendrada.
Tanto la futura madre como el padre, debieran de tener una información básica y un considerable grado de conocimiento con respecto a los cambios que se van a operar biofisiológicamente en el organismo de la progenitora, y ambos deben de tener suficiente información sobre cuestiones y/o aspectos, relacionados con el acto procreador, con la prematuridad y la maternidad. Y todo ello, en aras de una óptima contribución al desarrollo armónico de las criaturas engendradas o procreadas.
Hay que poner
de manifiesto que el lugar idóneo, determinado y establecido por la propia
biología para sembrar la semilla de la vida humana, es el útero de una mujer y
no la probeta de un laboratorio, aunque pueda ser en ella, en la probeta, donde
se pueda producir la unión y la fecundación o singamia de los gametos. Pero el óvulo-huevo-
fecundado o cigoto-mórula- resultante tiene que ser implantado en un útero debidamente
preparado para recibirlo y que esté en condiciones fisiológicas de propiciar la
anidación y el posterior desarrollo armónico del embrión.
Se ha hecho un
breve recorrido analítico/reflexivo por los misteriosos vericuetos de la
biología de los mamíferos, con especial referencia y mención a los homínidos o
primates y a una de sus especies que, a través de la evolución, en la que
interviene el Creador, se convirtió en el ser humano. Éstas, son algunas
pinceladas del cuadro en el que aparece reflejado el esoterismo y la
complejidad de la vida del ser humano, de nuestras propias vidas.
Del blog VERBO SUELTO,
de Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas sociales
y políticos, como columnista en Periodista Digital. Blog: verbosuelto.blogspot.com
Una frase de lectura y memorización obligatoria para todos los jóvenes: "la semilla para que germine, no basta con sembrarla o esparcirla en cualquier espacio, sino que es menester hacerlo en campo o terreno adecuado y luego regarla de manera conveniente y de modo muy cuidadoso", es decir, sembrar con responsabilidad, con amor y mutuo respeto. El momento de "placer" puede ser controlado, las consecuencias, no, lo que lleva a la destrucción sociológica de muchas niñas, chicas, jovenes, adultas. Hay que caminar por la vida con responsabilidad y conciencia solidaria, o moral, para los afortunados que la poseen y se encargan de practicarla.
ResponderEliminar
EliminarAntonio José Parafita Fraga
04:51 (Hace 19 minutos)
para A
Mucho me place responder al dilecto comunicante, para, entre otras cosas, agradecerle su comentario a una de mis publicaciones en VERBO SUELTO y que titula A VISTA DE PÁJARO. Pero además para decirle que sus apreciaciones me parecen precisiones muy atinadas. De modo que, enhorabuena y muchas gracias por haberlas hecho.
Tengo la impresión de que entre usted y un servidor existe una corriente de empáticas coincidencias, en cuanto a la manera de interpretar y entender la vida en sus diversas manifestaciones y dentro de sus distintas vertientes. Estoy completamente de acuerdo con que en las relaciones humanas, sean de pareja estable, ocasionales o fuera de estos contextos, debe de primar siempre el sentido de la responsabilidad, partiendo naturalmente de que las acciones que realicen las personas, estén bajo el señuelo de la libertad.
Por lo demás, es de señalar que algunas de ellas estén presididas por un amor legitimador de las mismas.
Reciba un cordial y afectuoso saludo de Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas y políticos.
El 5 de diciembre de 2013 14:07, A VISTA DE PÁJARO escribió: